22 septiembre 2016

"1984", de George Orwell


Decir que le teníamos ganas a este libro quizá sea quedarnos cortas... Hace años que nos decimos la una a la otra que debía ser nuestra próxima lectura, sobre todo, teniendo en cuenta que el género distópico es uno de nuestros favoritos. Pero claro, aquí entraba en juego también el tema clásicos, y ya sabéis que nos cuesta mucho ponernos con ellos.

Este verano por fin le dimos una oportunidad y, quizá debido a las altas expectativas, no terminó siendo lo que esperábamos... Os contamos en más detalle.

Se sintió como si estuviese recorriendo los bosques del fondo del mar, perdido en un mundo monstruoso donde él mismo era el monstruo. Estaba solo. El pasado estaba muerto, el futuro era inimaginable. 

Winston Smith es el personaje principal de esta historia, trabaja en el Ministerio de la Verdad, que se dedica a manipular la historia, a modificar o a destruir documentos, fotos y demás, de manera que lo que ocurrió en el pasado coincida con la versión oficial que da El Partido. Pero llega un momento en el que Winston se vuelve consciente y se da cuenta de que esos retoques que se dedica a hacer a la historia no son lo único falso; se da cuenta de que todo lo que dice el gobierno es una gran farsa para evitar que la gente piense y sienta libremente. 

Como veis, el punto de partida de esta novela no puede ser mejor. Desde el principio quedamos muy sorprendidas por la escritura del autor, que nos pareció muy actual; tanto, que hubo muchos momentos en los que conseguimos olvidarnos de que estábamos leyendo un libro publicado en 1949. Cuando éramos conscientes de su antigüedad, la sensación era mucho más impactante. 

También nos ha resultado muy interesante la sociedad futurista creada por el autor. El mundo está dividido en tres potencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. En cada una de ellas hay un régimen diferente y prácticamente viven una guerra eterna entre las tres. Oceanía, que es donde vive Winston, tiene diferente ministerios (del Amor, de la Paz, de la Verdad y de la Abundancia), todos ellos dedicados a racionar la comida, los productos de primera necesidad, a manipular, controlar, castigar, o torturar. La Policía del Pensamiento, el doblepiensa, un idioma propio, las telepantallas, el Gran Hermano... Nos ha parecido todo muy interesante.

En los viejos tiempos, pensó, uno miraba el cuerpo de una chica, veía que era deseable y ahí terminaba la historia. Pero ahora ya no había amor ni deseo puros. Ninguna emoción era pura, porque todo se mezclaba con el miedo y el odio. Su abrazo había sido una batalla; su clímax, una victoria. Era un golpe contra el Partido. Un acto político. 

Pero, a pesar de todo ello, la historia se nos ha hecho muy pesada. El gran problema que hemos tenido es que, a pesar de que la primera parte era prometedora, la segunda parte es mucho más densa y no ha terminado de engancharnos tanto como esperábamos. Había momentos en los que la historia nos atrapaba un poco más, pero han sido pocos; la mayor parte del tiempo nos hemos sentido desconectadas totalmente de la trama.
En esa segunda parte que hemos mencionado es donde se intercalan fragmentos del libro de Goldstein, el gran enemigo y traidor, aquel que supuestamente ha creado una organización llamada La hermandad con el objetivo de derrotar al Partido. Esos fragmentos en particular han sido los que han hecho que desconectemos totalmente de la trama, con los que a veces teníamos la sensación de encontrarnos en plena clase de Historia; son demasiado densos y, aunque entendemos que son fragmentos clave para entender la historia, han conseguido que poco a poco hayamos ido perdiendo el interés en la lectura y acabemos leyendo en modo automático.

Sencillamente, no es nuestro tipo de lectura. Demasiado profunda, quizás incluso abrumadora en nuestro caso, ya que normalmente somos de las que huimos de las lecturas históricas o con algún mensaje político de trasfondo. Cuando leemos lo hacemos principalmente para desconectar, y en este caso el mensaje en forma de crítica que hay detrás de toda esta historia nos ha superado totalmente. Simplemente, preferimos otro tipo de lecturas.

Puede que uno no deseara tanto que le quisieran como que le entendiesen.

En definitiva, no hay ninguna duda de que 1984 es una obra maestra, es más, la pluma de George Orwell ha supuesto una grata sorpresa y el libro está magistralmente escrito, pero aún así no creemos que vayamos a darle otra oportunidad al autor. Con la gran cantidad de libros pendientes que tenemos, preferimos dejar a Orwell de lado y dedicarnos a lecturas más sencillas, frescas o que simplemente consigan engancharnos más para así poder desconectar del mundo real. Un placer haberle conocido, señor Orwell.



4 comentarios:

  1. Hola! Lo tengo pendiente desde hace mucho tiempo también pero me temo que me pasaría lo mismo que a vosotras así que hasta que no se me antojo no me voy a "obligar" a leerlo. Vosotras ya lo habéis leído y aunque no os haya gustado tanto como esperábais ahora ya podréis hablar con conocimiento de causa ;) Un beso!

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  2. Hola!!
    Es también uno de mis eternos pendientes, a pesar de que no lo hayáis disfrutado creo que probaré a leerlo, no soy de lecturas excesivamente densas aunque si me gustan algunas novelas históricas... No sé cómo resultará mi experiencia con Orwell :)
    Besos

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  3. ¡Hola!

    Vaya, que pena que se os haya hecho pesado, aunque es cierto que ligero precisamente no es, y que hay algunas partes que tela... a mí me enganchó muchísimo y no lo pude soltar, a ver si la próxima vez que os animéis con Orwell hay más suerte.

    ¡besos!

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  4. ¡Hola!

    Como dice Irene, qué pena que se os haya hecho pesado, aunque es cierto que hay pasajes que son bastante densos. Si os animáis en el futuro a leer otro libro de Orwell, os recomiendo "Rebelión en la granja". Es un libro muy cortito y no tienen desperdicio. Y muy actual también. Este hombre tenía una cabeza que muchos quisieran.

    Un saludo imaginativo...

    Patt

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