Este año se cumple el 125 aniversario del nacimiento de Agatha Christie, y no veo mejor año que este para seguir poniéndome al día con su extensa obra.
En este libro, la joven y multimillonaria Linnet Ridgeway, recién casada con Simon Doyle, emprende un viaje a Egipto para celebrar su luna de miel. Pero será durante el transcurso de un crucero por el Nilo cuando su felicidad se haga añicos al aparecer muerta en su camarote por un disparo en la cabeza. A partir de ese momento, todos los pasajeros del Karnak están bajo sospecha. Suerte, que el famoso detective belga Hercule Poirot se encuentre a bordo del barco pasando sus vacaciones.
Pero el asesinato de la bella Linnet no será el único, a raíz de ahí se producirán otros. Y a medida que Hercule Poirot avance en la investigación empezarán a salir a la luz más de un motivo por los que la joven, aparentemente admirada por todos, ha sido asesinada: envidias, rencores, celos o robos. Parece que cualquiera de los pasajeros del barco puede haber tenido un motivo para apretar el gatillo de esa pistola.
Una gran fuerza emotiva es siempre aterradora.
Como los dos libros anteriores de la autora que he leído, ha sido una lectura muy entretenida, que viene perfecta para desconectar y pasar un buen rato. Pese a que son libros escritos hace muchos años (este en concreto se publicó en 1937), no resulta una lectura lenta o pesada, gracias al lenguaje sencillo, el ritmo y el suspense que que crea la autora. Pero sí es cierto que la cantidad de personajes que acostumbra a utilizar siempre consigue desesperarme al principio, pues me resulta un poco difícil identificarlos a todos por sus nombres o apellidos, o los parentescos entre ellos. Por eso es tan útil esa relación de personajes principales que incluyen estas ediciones al principio del libro; más de una vez he tenido que acudir a ella.
Hercule Poirot es el protagonista de esta historia, pero en esta ocasión contará con la ayuda de Race, un íntimo amigo suyo, también a bordo del Karnak. Si por algo se caracteriza Poirot es por su inteligencia, y justo eso es lo que utiliza para resolver sus casos. Es un gran observador, y no solo de los escenarios de un crimen, también de las personas.
Pero... Lo siento, Agatha. En esta ocasión, te he ganado la partida. Y aunque has conseguido despistarme, sorprenderme con algunas de las resoluciones, incluso hacerme dudar seriamente de mi asesino... sabía por dónde iban los tiros esta vez. Así que se puede decir que este libro es un poco más previsible de lo que es habitual en un libro de Agatha Christie.